Brasil ha desplegado tropas, vehículos blindados y buques de guerra para reforzar la seguridad en torno a la cumbre de líderes del Grupo de las 20 principales economías, que se reúnen el lunes y el martes en el Museo de Arte Moderno de la bahía de Río de Janeiro.
Se ha restringido el tráfico aéreo, incluido el uso de drones, y se han cancelado vuelos durante dos días en el cercano aeropuerto nacional Santos Dumont.
Las autoridades no están tomando riesgos tras el atentado fallido del miércoles contra el Supremo Tribunal Federal de Brasil en la capital, Brasilia; según la policía, un activista de derechas se suicidó con explosivos frente al tribunal tras intentar entrar con una bomba de fabricación casera.
Soldados del ejército patrullaron las inmediaciones del museo, se cerraron calles al tráfico y coches blindados estacionados ante el edificio donde se reunirán los líderes del G20.
Embarcaciones navales patrullaban la pintoresca bahía de Botafogo, entre el museo y el emblemático Pan de Azúcar de Río, mientras que infantes de marina desembarcaban desde lanchas de desembarco en una playa adyacente.
La policía federal dijo que rastreó el museo en busca de riesgos de bomba y situó francotiradores alrededor del edificio para proteger a los 84 líderes y ministros que se espera asistan a la cumbre.
El gobierno implementó una medida llamada Garantía de la Ley y el Orden que permite el despliegue temporal de fuerzas militares durante la cumbre con el poder de detener y arrestar a cualquier sospechoso.
Unas fuerzas de seguridad de 26 mil miembros, incluidos 2 mil 900 militares, vigilarán la zona y protegerán el lugar de celebración de la cumbre.
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